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Aceites faciales: cuál elegir según tu tipo de piel

Aceites faciales: cuál elegir según tu tipo de piel

¿Los aceites faciales engrasan? ¿Sirven para pieles grasas? ¿En qué paso se aplican para hidratar sin quedar brillantes? Si tienes estas dudas, no estás solo. Los aceites faciales pueden transformar la piel cuando se eligen y aplican correctamente, pero también pueden resultar pesados o comedogénicos si no se adaptan a tus necesidades. En esta guía aprenderás a identificar el aceite ideal para tu tipo de piel y a incorporarlo en tu rutina diaria sin sacrificar ligereza ni confort.

Qué hacen realmente los aceites faciales

Un aceite facial no “hidrata” por sí mismo en el sentido estricto: la hidratación proviene del agua dentro de la piel y de los activos humectantes (como la glicerina o el ácido hialurónico). Los aceites actúan principalmente como emolientes (suavizan y flexibilizan la superficie) y oclusivos ligeros (ayudan a reducir la pérdida de agua transepidérmica). En otras palabras, sellan y potencian la hidratación que ya aportaste con tus productos a base de agua.

Bien elegidos, los aceites:

  • Mejoran la elasticidad y el confort sin dejar residuo pesado.
  • Refuerzan la barrera cutánea y reducen la sensación de tirantez.
  • Aportan acabado luminoso controlado, útil incluso bajo el maquillaje.

Tipos de aceites y sus diferencias

Aceites vegetales prensados en frío

Proceden de semillas, frutos o nueces. Su perfil de ácidos grasos define su textura y comportamiento:

  • Ricos en ácido linoleico (más ligeros, “secos”): semilla de uva, cáñamo, rosa mosqueta, comino negro. Suelen sentirse más fluidos y de rápida absorción.
  • Ricos en ácido oleico (más nutritivos): aguacate, macadamia, marula, oliva. Son ideales para pieles secas, pero pueden resultar pesados en piel grasa.

También incluyen compuestos menores (fitosteroles, tocoferoles) con acción antioxidante. Los aceites vírgenes y no refinados conservan mejor estos compuestos, pero pueden oxidarse antes y tener aroma/color más marcados; los refinados son más estables y neutros.

Escualano y ésteres ligeros

El escualano es una versión hidrogenada y estable del escualeno natural de la piel. Es ultraligero, no comedogénico y apto para casi todos los tipos de piel. Otros ésteres como coco-caprylate/caprate aportan deslizamiento tipo “silicona” sin sensación grasosa.

Aceites esenciales: uso con cautela

Los aceites esenciales no son aceites nutritivos; son concentrados aromáticos. Pueden sensibilizar la piel, especialmente si se usan sin diluir. Si te atraen, limítalos a bajas concentraciones (<1%) y evita los cítricos expresados (como bergamota o lima) durante el día por posible fototoxicidad.

Estabilidad, envase y conservación

Los aceites insaturados se oxidan con facilidad. Prioriza envases opacos o ámbar, cierres herméticos y consérvalos lejos de la luz y el calor. Si notas un olor rancio o color alterado, descontinúa su uso.

Cómo elegir aceite según tu tipo de piel

Piel grasa o con tendencia acneica

Objetivo: textura ligera, rápida absorción y apoyo a la barrera sin obstruir poros. Busca perfiles con más ácido linoleico o alternativas tipo escualano.

  • Escualano: ultraligero, excelente para comenzar.
  • Semilla de uva: seco, alto en linoleico.
  • Cáñamo: balanceado, sensación casi seca.
  • Rosa mosqueta: ligero, con carotenoides; ideal por la noche.
  • Comino negro (Nigella): ayuda a pieles congestionadas; úsalo en mezcla si te resulta intenso.

Evita aceites más pesados o potencialmente comedogénicos en rostro como coco puro. Si eres propenso a malassezia (brotes tipo “fungal acne”), prioriza escualano y ésteres específicos; limita triglicéridos de cadena larga.

Piel mixta

Objetivo: equilibrar zonas. Puedes usar dos aceites según el área o un blend equilibrado.

  • Jojoba (en realidad, cera líquida): se asemeja al sebo; buen equilibrio.
  • Escualano + rosa mosqueta: mezcla versátil noche/día.
  • Camellia (té): ligero, acabado sedoso.

Aplica más en mejillas y menos en zona T.

Piel seca o muy seca

Objetivo: confort sostenido y reducción de descamación. Texturas más ricas, con oleico y compuestos emolientes.

  • Aguacate: nutritivo, sensación envolvente.
  • Marula: sedoso, buen brillo saludable.
  • Macadamia: muy emoliente; repara la sensación de tirantez.
  • Argán: clásico, equilibrado y estable.
  • Meadowfoam (limnanthes): muy estable, sella sin pesadez excesiva.

Si la piel está deshidratada, combina con humectantes a base de agua antes del aceite.

Piel sensible o con tendencia a la rosácea

Objetivo: calmar, reforzar barrera y minimizar riesgo de irritación.

  • Escualano: minimalista y bien tolerado.
  • Avena (oat oil): contiene lípidos y avenantramidas calmantes.
  • Borraja o onagra: aportan ácido gamma-linolénico (GLA); mejor en mezclas suaves.

Evita fragancias y aceites esenciales. Introduce un aceite a la vez y realiza prueba de parche 24–48 horas antes.

Piel madura

Objetivo: luminosidad, elasticidad y soporte antioxidante.

  • Rosa mosqueta: rico en linoleico y carotenoides; buen tono y textura.
  • Granada (punica granatum): alto en ácido punícico; ideal en blends nocturnos.
  • Espino amarillo (sea buckthorn): aporta tono y antioxidantes; úsalo diluido por su pigmento.

Busca fórmulas en aceite con coenzima Q10 o bakuchiol si quieres potenciar la rutina nocturna.

Cómo incorporarlos en tu rutina para hidratar sin engrasar

Orden correcto de aplicación

Para sellar bien la hidratación sin sensación pesada, sigue este esquema:

  • Limpieza: gel o leche por la mañana; por la noche puedes hacer doble limpieza con bálsamo o aceite limpiador seguido de un limpiador al agua. Nota: el aceite limpiador se enjuaga; no sustituye al aceite de tratamiento.
  • Tónico/serum humectante: glicerina, pantenol o ácido hialurónico sobre la piel limpia.
  • Hidratante: una crema ligera si tu piel lo necesita.
  • Aceite facial: 2–3 gotas como último paso nocturno, o antes del protector solar si lo usas de día y dejas absorber bien.
  • Protector solar (día): siempre como último paso. Si usas aceite por la mañana, espera 10–15 minutos y aplica el SPF generosamente.

Técnicas de aplicación para evitar el brillo

  • Sobre piel húmeda: rocía una bruma o aplica un serum acuoso y, sin esperar a que se seque del todo, presiona el aceite. Mejora la extensibilidad y reduce la cantidad necesaria.
  • Método mixto: mezcla 1–2 gotas de aceite con tu crema en la palma de la mano para un acabado más uniforme y ligero.
  • Presionar, no frotar: calienta el aceite entre las manos y presiona suavemente sobre rostro y cuello; evita masajear en exceso si te preocupan los brillos.
  • Uso localizado: aplica solo en mejillas o zonas secas si tienes piel mixta.

Cantidad y frecuencia

Menos es más: 2–3 gotas suelen ser suficientes para rostro y cuello. Comienza 3–4 noches por semana y ajusta según clima y sensación. En ambientes fríos o secos, puedes subir a uso diario; en verano, reduce a días alternos o solo nocturno.

Dia vs noche

De día, prefiere aceites muy ligeros (escualano, camellia) y cantidades mínimas para no interferir con el acabado del maquillaje ni con el SPF. De noche, puedes optar por texturas más ricas o blends con activos liposolubles.

Compatibilidades con activos

  • Retinoides: aplicar aceite después puede ayudar a “amortiguar” la sensación de sequedad.
  • Ácidos exfoliantes: usa el aceite al final para reducir la tirantez post-exfoliación.
  • Vitamina C acuosa (AA): aceite al final, tras la hidratante, para evitar diluir la fase acuosa.

Errores comunes y cómo evitarlos

  • Usar aceite como único hidratante: sin humectantes previos, puede no mejorar la deshidratación. Añade primero productos con agua.
  • Aplicar demasiada cantidad: el exceso deja película. Empieza con 1–2 gotas y ajusta.
  • Elegir un aceite inadecuado: piel grasa con aceite pesado = brillos. Revisa el perfil de ácidos grasos y la textura deseada.
  • Ignorar la estabilidad: aceites rancios pueden irritar. Conserva bien y respeta la fecha PAO.
  • Usar aceites esenciales sin diluir: incrementa el riesgo de sensibilización. Evítalos o limítalos a bajas concentraciones.

Guía rápida según objetivo

  • Poros congestionados: escualano + comino negro (en mezcla al 5–10%).
  • Tono apagado: rosa mosqueta + espino amarillo (al 1–2% por su pigmento).
  • Rojeces y reactividad: escualano + aceite de avena; fórmulas sin fragancia.
  • Barrera comprometida: jojoba + serum con ceramidas antes del aceite.
  • Sequedad persistente: marula o macadamia por la noche, con humectantes previos.

Cómo leer la etiqueta e interpretar el INCI

  • INCI claro: por ejemplo, “Simmondsia Chinensis (Jojoba) Seed Oil” indica aceite puro de jojoba. Si ves varios nombres, es un blend.
  • Pureza y tipo: “virgen/extra virgen/prensado en frío” conserva compuestos; “refinado” es más neutro y estable.
  • Antioxidantes añadidos: tocoferol (vitamina E) ayuda a la estabilidad.
  • PAO/caducidad: respeta el periodo tras la apertura. Desecha si cambia olor o color.
  • Envase: mejor vidrio ámbar con cuentagotas o bomba y cierre preciso para minimizar la oxidación.

Rutinas de ejemplo

Rutina ligera para piel grasa

  • Limpieza suave
  • Serum de niacinamida o ácido hialurónico
  • Gel hidratante
  • 2 gotas de escualano presionadas en mejillas y contorno
  • SPF (mañana) tras absorber 10–15 min

Rutina nutritiva para piel seca

  • Leche limpiadora
  • Tónico hidratante
  • Serum con pantenol
  • Crema media
  • 3 gotas de marula o macadamia en todo el rostro

Rutina equilibrante para piel mixta

  • Gel limpiador
  • Serum con ácido hialurónico
  • Crema ligera en mejillas
  • 2–3 gotas de mezcla escualano + rosa mosqueta, evitando zona T

Preguntas frecuentes

¿Los aceites obstruyen siempre los poros? No necesariamente. Depende del aceite, la cantidad y el resto de la fórmula. Escualano, jojoba o semilla de uva suelen ser buenas opciones ligeras.

¿Puedo usar aceite bajo el maquillaje? Sí, en poca cantidad y bien presionado. Elige texturas secas para evitar que la base se “deslice”.

¿Aceite de coco en el rostro? Aunque es popular para el cuerpo y el cabello, puede resultar pesado y comedogénico en muchos rostros. Úsalo con cautela.

¿El “índice comedogénico” es fiable? Es orientativo y no absoluto; la concentración, el tipo de piel y la formulación final importan. Prueba y observa tu respuesta.

¿Mejor de día o de noche? Funciona en ambos, pero muchas personas prefieren el aceite por la noche para evitar interferencias con el protector solar y el maquillaje.